miércoles, 16 de diciembre de 2009

GBC- La crisis del cambio: ¿Una nueva Guerra Fría?



LAS TRES SEMANAS MÁS CONVULSAS DEL SIGLO NOS MUESTRAN UN NUEVO PANORAMA MUNDIAL



El más excelso conquistador es el que vence al enemigo sin descargar ningún golpe. Proverbio chino.



LA CRISIS DEL CAMBIO



Desde el comienzo de esta crisis que ha reportado a los medios de comunicación grandes titulares, y, al conjunto de la población verdadero miedo, se ha visto como una ola barría el escenario político y estratégico del mundo. Desde los años sesenta y setenta del pasado siglo no se había visto una demostración de poder tan notable por parte del gran ruso. Aun así, las consecuencias a corto plazo se pueden atisbar, no así las largoplazistas que dejan un escenario nuevo y, en gran parte, gris.



Pero, aunque no se ha dado mucha importancia a las continuas manifestaciones globales a favor de la paz, algunas reprimidas por ir en contra de intereses nacionales, sí que los medios hemos recogido manifestaciones públicas de sentimiento a favor de sus gobiernos, como es el caso de la población iraní que asaltó y quemó la embajada de la Federación Rusoasitiaca en Teherán, con la muerte de dos funcionarios.



Algunos estadistas políticos consideran que el inicio de la crisis del cambio se debe a la voraz hambre energética de la Federación, un enorme devorador de recursos que necesita nuevas fuentes para asegurarse como primera potencia, en espera de la caída del podio de EE.UU. Por ello, a primeros de Noviembre, y motivada por cuestiones de defensa del territorio, el presidente Leonid Barsky, ante los atentados del 12-J producidos en su nación, movilizó las tropas junto a la frontera de la República Islámica de Irán. Lo que conllevó que China actuase para defender a su actual proveedor de petróleo, así como a otros países que veían peligrar seriamente la estabilidad mundial por ese golpe a la paz. Los primeros comunicados de los diferentes países recogían en su texto la neutralidad y las esperanzas de que todo acabase rápidamente y sin sufrir daños innecesarios, algunos veían próxima una guerra e incluso temían por una guerra mundial, la primera de este siglo. Irán no tardo en reaccionar y movilizó sus tropas para algo que se convertirá en una coletilla cada vez que un país movilizaba a sus tropas, “la defensa del territorio y la preservación de la paz”.



Y es aquí cuando empiezan las cumbres, las cuales no llegan a producir cambios importantes en el panorama, aunque se iba vislumbrando el cambio, motivado por las palabras del iniciador de esta nueva era, Leonid Barsky, político tachado de populista y ávido de poder, que mueve con cada palabra la maquinaria rusoasiática. Muchos de los políticos presentes en la primera cumbre, intentando preservar el sentido de la cordura y de la razón, y, al mismo tiempo queriendo que sus países fuesen ese nexo entre los estados, como en el conflicto israelí palestino en décadas pasadas, no vieron en verdad la envergadura de lo que se avecinaba.



El cambio político había empezado, y las fuerzas empezaron a chocar. Resultado de ello fueron las incoherentes acusaciones de Estados Unidos a su mejor compañero internacional, Israel, que, junto a China, señalaba sin pruebas al estado judío como promotor de los atentados, evidenciando que algo estaba fallando en la política internacional. Primer indicador para la población para temer males mayores. Aunque Carlos Obama, presidente de los Estados Unidos; seguido posteriormente por China, se apresuró a retirar tales acusaciones, el daño estaba hecho, y las tropas seguían en las fronteras.



A partir de aquí es cuando comienza una nueva cara de esta crisis del cambio, una constante llegada de información de descubrimiento de espías en diferentes territorios: chinos (aunque posteriormente desmentida) e israelíes son descubiertos en territorio rusoasiático, y más adelante iraníes en territorio europeo. Como sacado de las clásicas películas de espías no se le da mayor importancia al tema; excepto por China que responde con crudeza y fuerza en declaraciones de calado, creyendo en una nueva cumbre que el fin de esta situación estaba más cerca.



MOVIMIENTOS DE TROPAS



En esos momentos se producen por todo el globo movimientos de tropas para iniciar frentes de presión en un infructuoso intento de llevar a cabo una maniobra disuasoria. Así, 10.000 israelíes pasaron al servicio activo, y 100.000 efectivos de la Unión Europea, en la llamada operación “Ucrania 2030”, son movilizados, negando que tenga que ver con la actual crisis en todo momento.



La Federación no tarda en actuar y refuerza sus tropas, coaccionando a la UE con una posible subida del 30% en el precio del gas. Para acabar rompiendo las relaciones con la Unión Europea. Aparentemente quedándose sola en el panorama político. Es en ese momento cuando todos creían que el gobierno del presidente Barsky cedería, presionada por China, Israel, la UE y Estados Unidos. Aunque lejos de bajar el tono político, la Federación se refuerza con cada declaración y aumenta sus contactos con los diferentes Estados para apoyar sus ideas.
Es entonces cuando la Federación con las fuerzas terrestres desplegadas en Armenia y Azerbayán bombardearon con artillería las posiciones iraníes, tomando con éxito los yacimientos de gas al noreste de Neka, cerca de la costa con el Mar Caspio. Y, aunque los países se cierran más en contra del país Estado Rusoasiático, éste demuestra su fuerza y no retrocede en sus posicionamientos. Algo que propicia uno de los grandes cambios de esta crisis y la mayor excentricidad histórica del siglo XXI: Irán reconoce al Estado judío de Israel. Dicho acuerdo significaría el fin de años de lucha:




La Republica Islámica de Irán reconoce al estado de Israel, el derecho del pueblo judío a su existencia así como su frontera, acción política, religión, etc.



La comunicación entre ambos estados será directa e inmediata en el sentido de operaciones diplomáticas, con el fin de solucionar progresivamente la situación actual.



Se establece un pacto de colaboración para garantizar la paz entre el Estado de Israel y la República Islámica de Irán.



La disposición a establecer futuros acuerdos a nivel económico, energético e industrial.


USA, por su parte, actúa con una muestra de fuerza, intentando demostrar su poderío militar y su influencia en todo el panorama mundial, proclamando la “Gran depresión Rusa” (la cual nunca llegó), con nuevos movimientos militares, medidas de carácter políticas como la retirada de los embajadores, o económicas con cierre de fronteras incluido. Irán, al ver el muro de contención mundial que se le creaba a la Federación, cometió en esos momentos el gran error de poner sobre la mesa un gran tabú mundial: el tema nuclear. De este modo, la República Islámica de Irán amenaza con el lanzamiento de armas nucleares a Rusia, equivocación que hace caer parte del muro, y por la que la Unión Europea vuelve a retomar conversaciones con el país rusoasiático, acabando con la crisis entre estos dos estados. Con esto la, la Federación Rusoasiática obtendría un apoyo internacional que produciría un efecto dominó en la mayor parte de los países que hasta el momento se habían posicionado en contra de la Federación.





¿Y AHORA QUÉ?



Tras esta crónica, sólo nos queda intentar analizar qué consecuencias internacionales ha producido esta crisis multipolar. Hemos de advertir que tratar de predecir el futuro con exactitud es una tarea difícil y prácticamente imposible, por ello el objetivo de este breve apartado es el de dar una idea de las consecuencias de esta crisis.



La primera gran consecuencia es el aumento del aérea de influencia y control de la Federación Rusoasiática, la cual no había tenido tanto peso internacional desde los años de la antigua URSS. De este modo, Irán ha quedado sometido al poder rusoasiático, pasando a ser algo similar a uno de los antiguos “estados satélite” de la vieja URSS, mientras que China ha pasado a ser un país aliado del país que gobierna Barsky.



Por otro lado, se ha producido la división del mundo en dos bloques de países: los que admiten y reconocen el peso adquirido por la Federación, es decir, los que han realizado acuerdos con ella y los que no. Este último grupo lo conforman Israel y Estados Unidos, los cuales, con su silencio, demuestran que se mantienen firmes en sus posturas con respecto a la Federación Rusoasiática, y dando a entender que no se rinden ante el poder de dicho país. De hecho, fuentes próximas a los más altos dirigentes del Estado de Israel han hecho saber a la GBC que la premisa dada por el Ministerio de Defensa es que “Israel no se rinde”. Esto produce la aparición de un mundo bipolar dividido en el bloque occidental, encabezado por EE.UU e Israel, y un bloque oriental liderado por la Federación Rusoasiática y la República Democrática de China, quedando Europa configurada como el campo de batalla sobre el cual han de extender sus esferas de poder uno y otro bloque.



Por último, otra consecuencia que se genera es que finalmente Ucrania no pasará a formar nunca parte de la OTAN ni de la Unión Europea, ante el miedo de que la Federación tome represiones sobre Europa. Además, el cambio tan drástico de la UE con respecto a su política exterior con el país rusoasiático, puede ocasionar un aumento de los nacionalismos que tienen todavía como identidad nacional los antiguos estados-nación, generando un consecuente movimiento de desmembración europea.



En conclusión, se ha creado un marco internacional perfecto para la aparición de tensiones entre los dos bloques antes citados. La pregunta es si estas tensiones serán una constante de los próximos años, o mejor dicho, ¿ésta crisis representa el inicio de una nueva Guerra Fría? Solo el tiempo y los hechos lo dirán.